*EL SECRETO QUE OCULTAN SUS OJOS*

El tropiezo de Lulú


Quizá ella no se de cuenta de que no pasa desapercibida, quizá está tan ensimismada en su mundo que se está perdiendo lo que sucede a su alrededor...no creo que sea una mujer gris, que pase sin pena ni gloria por la vida. Llegará ese día en que tropiece, alce los ojos y vea una mano extendida para recogerla, entonces asirá esa mano y caminaran juntos a cualquier café donde reponerse de esa accidental caída...

La traición


No quiso levantarse de la mesa, ni despedirse depositando un ósculo en la mejilla de aquel que se llevaba toda su vida atrapada entre las galeradas depositadas en aquel viejo maletín de piel que un día aciago le regaló...Si el mundo iba a conocer su historia como se suponía, estaría perdida, su mundo quedaría desnudo ante los ojos que leyeran aquel manuscrito encuadernado, sus andanzas, sus tristezas, sus locas bacanales, su caída a los infiernos, la resurrección a los cielos, todo iba a quedar plasmado en letra impresa.
No podía siquiera elevar su mano para decir adiós, solo esbozó una cínica sonrisa y continuó degustando el ajenjo, mientras entornaba sus pestañas para no ver la salida de aquel ser que iba a vender su vida y su alma por alcanzar la gloria
.
Rompió con los finos tacones el silencio de la noche, mientras caminaba dubitativa por las estrechas callejuelas, tintineaban las llaves en sus manos enguantadas, mientras su mente se evadía entre los efluvios del suave licor que hacia poco había degustado en el café de la vieja estación de tren...un suave maullido llamó su atención, se agachó y recogió aquella bolita de terciopelo negro de ojos color ámbar, lo acunó entre los pliegues de su gabardina, sería su única compañía aquella noche, sería el único testigo de que ya nunca más volvería ver de nuevo el día.

El vecino de al lado

Ella vivía en la soledad de su casa, solo salia a comprar provisiones, y dar largos paseos por la ciudad,convivía en compañía de su gato Ladianus. Sus vecinos la tenían por un excentrica mujer que solo limitaba su relación a cumplir las normas de cortesía, nada sabían de lo que ocurría en su casa, nadie la visitaba, nadie la conocía...solo en la noche se escuchaba el sonido acompasado de un teclado que constituía la irrupción del silencio en la noche, se movía en un mundo virtual, en el que era un ser vital, tenia amigos de todo el mundo, cada noche viajaba de un lugar a otro, estaba involucrada en sus vidas, en sus historias cotidianas,conocía poetas, escritores, pintores, músicos, críticos de cine, amigas del corazón, amigos del alma, poetisas,mujeres que arrancan sonrisas,surfistas,criaturas de la noche, mujeres y hombres que abrían sus corazones, otros se liberaban en sus confidencias, otros describían el amor y el sexo, en ese mundo ella tenia un amigo especial con él que chateaba cada noche, era un joven que se encontraba perdido, atrapado en su depresión, un joven agorafobico que ella quería como a un hijo y cada noche le incitaba a dar un paso más hacia la entrada para abrir la puerta y oler la libertad; esperando que llegase el día en que el por fin diera ese gran paso hacia el exterior, cuanto más se acercaba él, más se adentraba ella en su mundo agorafobico.
Anoche su vecino en la vida real, el de la puerta de al lado,escucho un golpe, el sonido del teclado quedó interrumpido por un golpe seco que atronó el silencio nocturno para después hacerse omnipotente. Preocupado por el aterrador silencio, se abalanzó hacia la puerta saliendo como una exhalación hacia el pasillo para llamar al timbre de su vecina, no había respuesta, apoyo el pabellón auditivo en la puerta y escuchó de nuevo ese silencio, surgiendo unos estertores que le dieron un mal presagio, llamó a 112 y solicitó la ayuda de los bomberos, cuando estos acudieron a derribar la puerta se encontraron a la excentrica mujer en el suelo desmayada, las comisuras de su boca, esbozaban una extraña sonrisa.Mientras salían de la estancia el SAMU y la policia,el vecino decidió apagar el ordenador portátil, cuando miró la pantalla, quedó estupefacto. Ella había dejado escrito:
Gracias por vivir en la puerta de al lado por fin he conseguido que dieras ese gran paso.
Convivir no es solo compartir es estar ahí cuando alguien te necesita, sin esperar que te lo pidan.

La bebedora de ajenjo

(La bebedora de absenta- Picasso)
El verde liquido caía suave por la garganta a la par que los efluvios subían por las dendritas centrales del cerebro, hasta crear una alucinación que la introducía en el mundo de la mente y de los viajes oníricos.
Cada tarde se sentaba en aquella mesita en la calle frente al parque, donde las hojas cobraban vida danzando a pares el ritual del viento, donde el canto de los pajaros entonaban melodías con arpegios sostenidos y rápidas garrapateas, donde el agua de las fuentes sonaban como violines y las voces que se escuchaban eran de tenores y barítonos cantores.
Ella bajaba cada día a entregarse al placer de la bebida, el ajenjo era su única razón de ser y la única que le daba expectativas ante la soledad y la amargura que sentía de verse sola en la vida.

El que la hace la paga

No podía creer lo que mis ojos veían y mis oídos escuchaban, aquella funcionaria de Correos estaba denigrando a otro ser humano ante mi.

El hombre titubeaba, temblando el impreso en las manos, le decía;

-Por favor, ¿me puede rellenar el impreso para enviar un giro postal?.


- ¡No! no es función mía, vaya al conserje.

-Por favor, por favor, el conserje me ha dicho que tampoco es su función.

-¡Apartese! hay otros usuarios esperando en la cola.

El hombre, casi echándose a llorar, rojo de vergüenza le suplicaba, hasta que por fin él sin tapujos le dijo.

-No sé leer ni escribir...

Aquella adusta joven, ni se inmuto, haciéndole abandonar la cola.

En ese momento en que estaba detrás de él, siendo la próxima, me subió la indignación, le dije al apesadumbrado señor, que no se preocupara que se lo rellenaría, así lo hicimos y volvimos a la cola de nuevo. El hombre agradecido me dio las gracias estrechando mi mano.

Cuando me tocó el turno, le recrimine a la funcionaria, su falta de tacto, esta poseída de soberbia, me dijo que no era asunto suyo que fuera analfabeto, no tenia entre sus obligaciones esa función.

Hice mi envío, y acto seguido le pedí sus datos, marchándome a poner una reclamación ipso- facto.

A los pocos meses, cuando volví aquella prepotente joven de cabellos castaños, no estaba en su puesto de trabajo, cuando pregunté al nuevo funcionario por ella, puesto que recordaba su nombre, me dijo.

La cambiaron de puesto y de ciudad, lamentablemente cuando se dirigía a su nuevo destino por falta de visivilidad de una señal de trafico, tuvo un accidente, falleció en el acto.

De que nos sirve saber leer si una tromba de agua puede ocultar una señal haciendonos perder la vida musito el funcionario.

Hice mi envio y me marché con la sensación de que el que la hace la paga.

El sueño inexplicable


Me vi sumergida en aquel sueño que tantas veces quise recordar y era imposible, las imagenes desaparecían junto al contexto en el momento de abrir los ojos.
Todos hablaban de sus sueños, mientras permanecia callada, no tenia sueños que contar, nada que explicar, sin embargo tenia esa intuición para interpretar los sueños de los demás.
Incapaz de recordar mis propios sueños, me veía acosada a las preguntas de los demás, era como si mi palabra fuera la certera.
Aquel día mientras escuchaba sentada alrededor de la mesa el sueño de Irina, un temor se apoderó de mi, mis manos temblaban, mi corazón se aceleraba, sentía el temor de saberme en breves momentos interrogada, no quería expresar lo que su sueño me hacia sentir, un gélido frió recorría mi frente perlada de sudor. Ella hablaba de un cielo oscuro y gris plomizo, de un estruendo que le había sumergido en un pozo negro...
Ante su mirada permanecí muda, impasible ante la interrogación que expresaban sus ojos.
Me levante y salí fuera, el cielo se había tornado de un gris marengo, las nubes venían cargadas y amenazaban tormenta, de pronto cayó un chaparrón terrible, todos abandonaron la mesa,corriendo para alcanzar sus coches, casi sin despedirse de mi, arrancaron los motores y salieron rápido hacia la rotonda que los adentraba en la carretera.
Con los ojos cerrados me volví hacia la puerta de la casa, mientras rodaban lágrimas por mi rostro, un fuerte impacto rompió el silencio. Un trailer arrastró más de 500 metros el coche de Irina, me acerqué al teléfono para llamar a Urgencias, a la policía, mientras susurraba un descanse en paz amiga mía.
Me puse las botas de agua y el chubasquero acudiendo pronta al lugar del accidente, nadie habría podido evitar el fatal desenlace, ni siquiera había podido impedir que cogiera el vehículo, esa tarde noche alguien debía morir e Irina fue la elegida.

Sin billete de vuelta

Confusa, diletante en la espera mientras se derraman por la habitación los ecos de las notas de un dulce adagio.
El teléfono suena sin parar, me debato entre la duda de descolgar.
No quiero escuchar voces humanas que me hagan pensar en respuestas que no quiero dar.
Escudriño en las ventanas en la espera incierta de tu llegada.
Pasa el cortejo por fin, participo de la despedida, ausente pero en ese instante presente.Cuando rueda la caravana, una simple oración te dejo en el largo trayecto,arrojandote una flor, como muestra de mi afecto.
He sido testigo mudo de tu decisión; la transición de tu último viaje...
De tu último adiós.

El mendigo de la mirada color esperanza

Hace años cuando era joven veía un sin techo siempre durmiendo en el mismo banco( en aquellos tiempos no era como ahora que hay tantos)
Era un anciano con unos ojos impactantes, tenían vida ¿sabes?.
Siempre cuando salia para irme a trabajar al hospital le bajaba un termo con café con leche calentito y se lo dejaba escondido entre sus periódicos, con cuidado de no despertarlo...cuando volvía del trabajo ya no estaba, pero siempre el conserje de mi casa me lo devolvía limpio...
Un día volví y me sorprendió no ver el termo.
A la mañana siguiente cuando bajé hacia un frio atroz, el día había amanecido cuanado de escarchas de hielo en las aceras. Cargué el termo con en cafe muy caliente y abundante azucar.
Su banco estaba vacio...
Lloré por la ausencia de los ojos verdes que tenían tanta vida, por qué supe que ya nunca más lo volvería a ver al mendigo de los ojos color esperanza.

El viaje



Oculta entre las sabanas cavilaba los planes en su cabeza. Vio su bolso descansando en la silla, tenia sus pertenencias guardadas en él. Había forjado un plan y en pocas horas se haría realidad. Sonó el despertador sobre las seis de la mañana, se duchó, vistió y antes de salir se miró en el espejo de su habitación, caminó con paso firme hasta la estación del metro que la llevaría al cementerio, iba a despedirse de sus padres como hacia siempre que iniciaba un viaje.
Oró en silencio ante los despojos familiares y a la salida del camposanto llamó un taxi que la llevaría al aeropuerto.
Estaba sentada observando el horizonte mientras se elevaba el avión,pensaba en todo lo que había dejado atrás y sonreía para sus adentros, en dos horas estaría en su destino.
Iba a un lejano lugar donde podía sentir las cuatro estaciones del año en un solo día sobre su piel, estaba imbuida en sus pensamientos cuando la azafata avisó de que se abrocharan los cinturones. Aterrizo el avión lucia un sol esplendido, estaba en la isla donde había dejado enterrada su amada mascota, una vez hubo pasado el control, cruzó el aeropuerto no necesitaba esperar por qué su equipaje se limitaba a su gran bolso, encamino sus pasos y alzando la mano paró un taxi que la llevará ante la tumba de su gato, hizo que el taxista se detuviera y esperara mientras ella se despida y depositaba unas flores ante su pequeña tumba, unos maullidos trajeron a su mente el recuerdo de los años pasados a su lado, mientras una lágrima recorría en silencio su rostro, entró de nuevo en el vehículo...
-¿Donde vamos ahora señora?
- Al Teide respondió
Durante el ascenso ella se iba fijando en el paisaje dejaba atrás el calor y a medida que iniciaban el ascenso el clima iba pasando por las diferentes estaciones, al llegar a la cumbre las nubes rodeaban los laterales del coche, hizo parar al taxista para bajarse, era increíble, podía agarrar con las manos las nubes, le rodeaban gran parte de sus piernas, hacia un frió que la hacia tiritar pero eso no impedía que ella disfrutará con aquellas sensaciones y el espectacular escenario que sus ojos estaban presenciando, lloró de emoción y oró a la Naturaleza por ofrecer tanta belleza.
Iba ensimismada en sus pensamientos cuando de nuevo escuchó la voz
-¿Y ahora donde quiere ir?
- al hotel respondió
Estaba cayendo ya la tarde cuando llegaba a su destino, se refrescó en su habitación cuando cayó en la cuenta que no había digerido ningún alimento durante todo el día.
Había saciado el sentido de la vista, del oído, el olfato le faltaba saciar el gusto...pidió su comida favorita y la regó con un buen vino.
Era noche cerrada cuando encamino sus pasos hacia la playa, se escuchaba el rumor de las olas, sus pies descalzos se acomodaban a la arena casi negra que pisaba. Sentose frente al mar y se dedico sencillamente a observar el oleaje hasta que descubrió una tenue luz en el horizonte, estaba amaneciendo, puso rumbo hacia el hotel.
Entro en su habitación, se duchó y desnuda se tumbo con los ojos mirando al techo, había llegado la hora, destapo el frasco y vació su contenido en su mano, una a una fueron cayendo las pastillas en su boca que tragaba con inusitada calma hasta que se durmió.


¿Si supieras que te queda un día para morir que harías?

La nada silente


Se despertó vagando descalza por las calles, no reconocía los lugares que prendidos quedaban en las pupilas de sus ojos, su cuerpo apenas cubierto por una fina túnica se pegaba a él aterido de frió.
No sabia quien era, que estaba haciendo allí
Sonó un estruendo en la lejanía, una sirena recorría el silencio de aquel gélido amanecer.
Sintió unas manos que palpaban su cuerpo, golpeando su neumotórax, cerro los ojos
La nada silente se hizo con el espacio.
Escucho una voz que decía:
No hay nada que hacer, firma el éxitus a las 6.30 h.

La carpeta asesina



Se despertó con suma prisa, rauda acudió al cuarto de baño, para iniciar el día con las acciones cotidianas, el aseo personal era obligado.
Abrió el armario empotrado donde guardaba las cremas, medicinas...
De pronto algo cayó a la velocidad de un rayo, solo tuvo tiempo de cerrar los párpados, al abrirlos vio que fluía un torrente de sangre que imposibilitaba su visión.
Cerró los ojos, a tientas buscó una gasa para limpiarse la sangre que a ciencia cierta desconocía su procedencia.
¡Maldita sea! con la prisa que tenia...
Cuando hubo terminado la cura, abrió los ojos de nuevo y quedose atónita, su párpado izquierdo tenia una profunda herida de izquierda a derecha, un corte limpio.
Bajó los ojos hasta el suelo del armario y allí encontró el causante del daño.
Una carpeta de cremallera que nunca debía de haber estado allí había estado a punto de dañar la esclerótica de su ojo izquierdo, pudiendo haberla dejado ciega.
Cuando caminaba ausente hacia la parada del autobús no pudo dejar de pensar en el accidente , vivía sola,aquella carpeta no era suya.
¿Quien la puso allí?.
Cuando volvió a casa abrió el armario de nuevo,la carpeta no estaba, en su lugar una fina cuchilla de afeitar cubierta de sangre era el mudo testigo de la agresión, la carpeta asesina había desaparecido sin dejar rastro.

En la cornisa




Tenia clavada su mirada en el horizonte donde la cordura copulaba escandalosa con la locura, sentía el aspero hormigon revestido, en las nalgas que le hacían sentir que aún seguía aquí.
Su impávida mirada permanecida fija, mientras su mente hacia una carrera de fondo entre saltar o permanecer quieta sin mover un músculo, hasta que la Naturaleza tomará la decisión por ella.
Cruzó de súbito un grajo por el aire que con su aleteo la desconcentró, mientras su cuerpo lo recorría un escalofrío...recordó la frase que solía decir su hermano:

"Cuando el grajo vuela bajo hace un frió del carajo"...por fortuna estaba en la planta doceava.
Su último pensamiento por increíble que parezca fue para Harol Lloyd.
¿Donde demonios estaba su reloj para poder agarrarse al minutero y quedarse suspendida en el vació?.
La vida no es una película, pero al final de ambas siempre aparece la palabra fin...


Interminable se hizo la noche que nunca llego a ver amanecer.

El pasillo imaginario


Acudió a la llamada irresistible de la luz cegadora y se introdujo por el angosto pasillo.
Si hubiera sentido temor, sus miedos la hubieran paralizado ante la lúgubre entrada, no fue así, decidida a tomárselo como un languido paseo, disfruto de el cálido silencio, tenia todo el tiempo que le quedaba en el mundo para llegar al final del corredor donde le esperaba la liberación.
Al amanecer otros sentirían el escalofrío de su ausencia prendida entre gramos de dolor y múltiples torrentes de lágrimas.
Ella suspendida en el tiempo sonrió, su existencia no había pasado desapercibida ni había sido tan gris, al fin supo que le había importado a alguien su perdida...

AYER



Ella pensaba que nadie en el mundo seria capaz de descubrir aquello que sucedio en su infancia.
Lo habia ocultado tan celosamente en el cajón del olvido, que por más que los años pasasen siempre acudia recurrente a su mente.
Aquel secreto le robó gran parte de sus ambiciones infantiles, la alejó de la cotidianidad, fué privada de poder soñar,- cuando los demás hablan de sueños- ella baja timidamente su cabeza.
¿ Como confesar que ella nunca ha tenido un sueño ?... no ha tenido pesadillas, duerme con los ojos entreabiertos, no le tiene temor a la oscuridad, los ruidos por leves que sean los escucha es su duermevela, siempre está atenta al día que llega, siempre está despierta...